lunes, 1 de abril de 2013


 EL POSITIVISMO


INTRODUCCIÓN

La filosofía de Hegel ejerció una gran influencia durante la primera mitad del siglo XIX, pero ello no impidió que se fueran gestando nuevas corrientes filosóficas contrarias a ella y que acabaran por imponerse en la segunda mitad de este siglo.

Estudiamos en la guía anterior el desarrollo del marxismo. Paralelamente a él surge el positivismo, que tiene como fundador al francés Augusto Comte.

Augusto Comte influenciado por el socialismo de Saint-Simón, por la filosofía kantiana, por los ilustrados franceses y por el empirismo inglés, entre otros, consti­tuye una filosofía, que la califica de "positiva". Con ella pretende superar la crisis de una sociedad sacudida y traumatizada por los efectos de la Revolución Francesa y la revolución industrial mediante la instauración de un nuevo orden social.

El positivismo considera que la clave para lograr la reforma social de la humani­dad es la "ciencia", que en su dimensión teórica constituye la única fuente segura de conocimiento, y en su dimensión práctica muestra su utilidad por medio de la téc­nica.

El saber científico "positivo" se atiene a los hechos observados, supera todo tipo de especulación y aporta riqueza y prosperidad a la humanidad. El hombre conoce para actuar sobre las cosas y modificar su curso conforme a las necesidades de la vida: "saber es prever, pero prever para proveer", dice Comte.

Esta concepción del saber culmina en la "sociología" como nueva ciencia que al establecer la naturaleza del espíritu humano y las leyes que rigen su desenvolvi­miento histórico, supedita todos los demás conocimientos y se convierte en "ciencia suprema", a la vez que promueve el nuevo orden social más progresivo y libre. Este saber positivo no es absoluto, sino relativo, es decir, se va perfeccionando a través de los estadios que ha pasado la humanidad.

El positivismo de Comte dejó una profunda huella en el pensamiento y en la sociedad contemporánea. En el terreno del pensamiento promovió el "cientifísmo", es decir, el estudio de la filosofía natural, en lo social tuvo una gran influencia en la reforma de la enseñanza pública en la Francia de la Tercera República, se extiende rápidamente por las naciones latinoamericanas.

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS EN EL PENSAMIENTO DE COMTE
Comte vive una serie de acontecimientos que condicionan su pensamiento filo­sófico.

Factores políticos, económicos y sociales
Políticos
Vive las consecuencias de la Revolución Francesa con la caída del Antiguo Régi­men. En 1804 Napoleón es emperador, pero en 1814 la Santa Alianza consigue restaurar la monarquía borbónica. La Revolución Liberal (1848) proclama la Repú­blica con Luis Napoleón, como presidente, quien tras un golpe de Estado, se procla­ma emperador en 1852. Dentro de este contexto, el positivismo comtiano con su pretensión de restituir el orden social se sitúa en la línea contrarrevolucionaria.

Económico-industrial
La ideología del liberalismo económico favorece el proceso de industrialización, la creación de mercados mundiales y el surgimiento de empresas gigantescas. Este proceso de la industria resulta propicio para un intenso desarrollo de las ciencias positivas. Por lo tanto, no puede extrañar que la filosofía positiva de Comte sea producto de estos fenómenos.

Social
Pero el desarrollo económico-industrial se despreocupa de los problemas socia­les, es decir, de las lamentables condiciones de vida del obrero. Esto da origen a una serie de pensadores sociales que denuncian estas condiciones y buscan un nuevo orden (socialismo utópico). Entre estos pensadores sobresalen: Fourier y Saint-Simon quienes influyen en el joven Comte, en el que lo social aparecerá en toda su obra, hasta elevarlo a la ciencia suprema: la sociología.
Vida y obras de Augusto Comte (1798-1857)
Nace en Montpellier (Francia) y es educado en la tradición monárquica católica familiar. En el liceo se destaca por su rebeldía y brillantez como alumno, sobre todo en matemáticas.

Ya a los 14 años se declara libre pensador y republicano. Dos años más tarde ingresa en la Escuela Politécnica de París, que dirigida por eminentes científicos educaba a la élite francesa. Es expulsado de ella (1816) por participar en movimien­tos antimonárquicos.

En  1817 conoce a Saint-Simon, teórico del socialismo, y entra a su servicio como discípulo y secretario. Bajo su dirección escribe: Opúsculos de filosofía social, en­tre los que destaca Ensayo de un sistema de política positiva.

En 1824 rompe con su maestro y, marcado por el socialismo, la crisis del idealis­mo y el auge de las ciencias de la naturaleza, inicia su propia reflexión intelectual. Problemas con su esposa y el exceso de trabajo, le provocan una crisis mental que le lleva al intento de suicidio arrojándose al río Sena En 1831 intenta sin éxito conseguir la cátedra de Matemáticas en la Escuela Politécnica.

En 1844 publica su obra Discurso sobre el método positivo en la que propone la alianza entre filósofos y políticos con el fin de implantar una enseñanza popular superior como solución a los problemas sociales. En 1842 abandona a su esposa Carolina y se enamora de Cleotilde de Vaux (1844) quien es para él una especie de musa, pues le despierta su religiosidad y como consecuencia se presentará más tarde como profeta y pontífice de la nueva religión de la humanidad.

En 1848 funda la Sociedad Positivista y en 1856 publica: Sistema de política positiva o Tratado de sociología, que es como un "catecismo positivista" donde instituye la religión de la humanidad. A partir de entonces Comte se inclina hacia posiciones conservadoras y publica: Llamada a los conservadores, donde propone una alianza con los jesuitas para acabar con la "irrupción anárquica del delirio occi­dental". Muere en París en 1857.

¿Cómo llega Comte al positivismo?

Hemos dicho que el proceso de industrialización que se venía dando en el siglo XIX propició el desarrollo de las ciencias de la naturaleza y en general de todas las ciencias. Comte cree que el hombre puede y debe transformar la naturaleza por medio de la ciencia. Siguiendo la dirección marcada por Saint-Simon presenta al positivismo como el camino que lleva a constituir la ciencia como el fundamento de un nuevo orden social unitario.

En este sentido el positivismo acompaña y fomenta la consolidación de la na­ciente organización técnico-industrial de la sociedad, recoge y alienta las esperan­zas o ideales del hombre moderno, que cree hallar en la ciencia la garantía infalible de su propio destino. Esto explica el rechazo del positivismo a todo lo sobrenatural y metafísico, considerados como inútiles y supersticiosos, y la defensa de la ciencia como el único medio para adquirir un conocimiento válido y útil acerca de los he­chos y, por tanto, capaz de imponer las consecuentes medidas de orden práctico necesarias para reorganizar la sociedad.

Por eso. una vez que todas las ciencias particulares se han hecho positivas, en su obra Ensayo de un sistema de política positiva afirma que la política debe hacerse positiva para contribuir a organizar a la sociedad y preservarla de la anarquía que la amenaza. Para lograrlo convoca, en nombre de la sociedad, a todos los sabios de Europa para que emitan su opinión acerca de la "elaboración de un sistema de ob­servaciones históricas sobre la marcha general del espíritu humano, fundar un siste­ma completo de educación positiva para la sociedad, que conlleve un conocimiento y transformación de la naturaleza para proveerla a beneficio de ella"

Se trata, pues, de imponer acorde con los tiempos el "espíritu positivo" a todos los hombres y en todos los campos.
EL POSITIVISMO
Comte elabora el positivismo no sólo como una teoría (filosofía) sino especial­mente como una práctica (ciencia política).

Desde su juventud se orienta hacia la ciencia porque ve en ella la posibilidad de conseguir la regeneración del hombre, un hombre más culto y perfecto; y a la filoso­fía le atribuye la responsabilidad de concebir y ejecutar el nuevo orden social en correspondencia con el estado actual del saber, porque la teoría antecede a la prácti­ca y le sirve de guía

Comte define la filosofía como: "doctrina general de los conocimientos huma­nos", pero al añadirle el calificativo de "positiva", identifica el conocimiento huma­no con los conocimientos aportados por las ciencias, es decir, a partir de hechos observados. La "filosofía positiva" (positivismo), consiste, pues, en la sistematización enci­clopédica del saber positivo o el saber de las ciencias. Como filosofía es un saber universal que sintetiza todas las ciencias, y como positiva se aplica a cualquier co­nocimiento que procede de la observación empírica, para organizar esos datos por la razón.

Principios básicos del positivismo
El positivismo se fundamenta en tres principios básicos:
El "fenomenalismo", el positivismo quiere superar la diferencia kantiana entre "fenómeno y noúmeno" o entre "apariencia y esencia". Para el positi­vismo el "fenómeno o apariencia" es lo real: "lo real es todo y sólo lo dado en la experiencia".

El "nominalismo", los objetos singulares son los referentes últimos de cual­quier conocimiento. Si niega la "esencia o el número", niega también los "conceptos universales", pues éstos no corresponden a nada real, son sólo nombres. De esta forma el positivismo es "antimetafisico", pues niega aque­llas realidades más allá de la realidad empírica, la "ciencia única". La aspiración máxima de la filosofía positiva es la unidad fundamental de la ciencia.

Características del saber positivo
Comte para describir los atributos correlativos al espíritu positivo comienza a exponer las diversas acepciones o significaciones de la palabra "positivo".
— El significado más común de la palabra positivo es "lo real" en oposición a lo quimérico.
— También la palabra positivo, lo relaciona con "lo útil", en oposición a lo ocioso, lo estéril.
— Una tercera significación que le asigna es "certidumbre", en oposición a du­doso.
— Una cuarta significación es "preciso"', en oposición a vago e impreciso.
— Una quinta significación es " organizado". en oposición a desordenado
— Por último una significación no relacionada directamente con la palabra po­sitivo es "relativo", en oposición a absoluto.

Filosofía de la historia: ley de los tres estados
Para Comte el significado estricto de positivismo resulta del análisis del desa­rrollo histórico de la humanidad, de la sociedad y del hombre en particular, que se resume en lo que el denomina ''ley de los tres estados", clave fundamental de todo el sistema comtiano
Esta ley, que rige tanto el dominio de la teoría como de los hechos, lleva en su entraña la historicidad de la vida humana, y muestra la relatividad de las concepcio­nes del mundo y del desarrollo del conocimiento.
Comte afirma que cada época está en relación con los conocimientos de los indi­viduos que la constituyen y con su circunstancia social. Pruebas racionales y verifi­caciones históricas le llevan a afirmar, que el desarrollo de la inteligencia humana pasa por tres estados o métodos de filosofar que constituyen tres clases de filosofías.
Estos estados son: teológico, metafísico y positivo. 2.3.1 Estado teológico (o  ficticio)
"En el estado teológico, el espíritu humano dirige esencialmente sus investi­gaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, a las causas primeras y finales de todos los efectos que le chocan, en una palabra, hacia los conocimientos abso­lutos, se representa los fenómenos como producidos por la acción directa y conti­nua de agentes sobrenaturales, más o menos numerosos, en que la intervención arbitraria explica todas las anomalías del universo".
(Curso de filosofía positiva).

Es el primer estado del espíritu humano, en el que la humanidad busca respues­tas a sus interrogantes sobre la naturaleza de las cosas y atribuye la explicación de sus problemas a "causas o principios sobrenaturales": dioses. Este estado, según Comte, representa en filosofía la infancia de la humanidad. Se caracteriza por un predominio de la "imaginación" en el conocimiento, y en lo social se caracteriza por el predominio de lo militar y de lo religioso.
El estado teológico, que según Comte se da hasta finales de la Edad Media, ha pasado por tres etapas sucesivas:
Fetichismo: (adora a objetos a los que da un poder sobrenatural).
Politeísmo: (el objeto de veneración son los dioses).
Monoteísmo: (el objeto de veneración es un Dios: omnipotente e omnisciente.

Estado metafísica (o abstracto)
"En el estado metafísica, que en el fondo no es más que una modificación del primero, los agentes sobrenaturales son reemplazados por fuerzas abstractas, ver­daderas entidades (abstracciones personificadas) inherentes a los diversos seres del mundo y concebidas como capaces de engendrar por si mismas todos los fenó­menos observados, por lo que la explicación consiste en asignar a cada uno la entidad correspondiente".
(Curso de filosofía positiva)

Este estado representa un progreso sobre el anterior Las preguntas que hace el hombre sobre la naturaleza de las cosas, no las explica por medio de agentes sobre­naturales, sino que las explica por medio de "abstracciones o principios racionales", como esencia, substancia, etc. En este estado la humanidad se aparta de la imagina­ción y se apoya en la "razón" o deducciones-racionalizaciones. Según Comte, este estado se inicia en la Edad Moderna con el racionalismo y pretende imponerse en la humanidad.

El estado positivo (o real)
"En el estado positivo, el espíritu humano, al conocer la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a reco­nocer las causas intimas de los fenómenos, para aplicarse únicamente a descu­brir, mediante el empleo bien combinado del razonamiento y la observación, sus leyes efectivas, es decir, sus relaciones invariables de sucesión y semejanza. Re­ducida así la explicación de tos hechos a sus términos reales, entonces ya no es más que el enlace establecido entre los diversos fenómenos particulares y ciertos hechos generales cuyo número tiende a disminuir paulatinamente con los progre­sos de la ciencia".
"El sistema teológico llegó a la más elevada perfección de que es susceptible cuando sustituyó el juego vario de las numerosas divinidades independientes que habían sido ideadas primitivamente por la acción providencial de un ser único. Asimis­mo, el último término del sistema metafísica consiste en concebir, en vez de enti­dades particulares diversas, una entidad general grande y única, la Naturaleza, considerada como fuente única de todos los fenómenos..."
(Curso de filosofía positiva)

Es el estado definitivo en el que debe perdurar la humanidad. En este estado el hombre no se pregunta por las causas, las esencias de las cosas, sino el "cómo" se da los fenómenos, es decir, en la descripción de los fenómenos de la "relación" invariable de sucesión y similitud de ellos. Según esto, el estado positivo no consiste en saberes abstractos o metafísicos, sino en saberes que dan las ciencias positivas, fundados en hechos observados y en sus relaciones sucesivas. Comte sitúa este esta­do en la época actual, es decir, en la época industrial.

En este caso positivo surge el positivismo como "filosofía positiva", que se en­frenta al idealismo absoluto de Hegel, es decir, contra las concepciones abstractas y metafísicas que nada tienen que ver con la realidad.

El saber positivo es un saber científico
Comte pretende que el positivismo sea la ciencia que parte de los "hechos concre­tos, de los fenómenos sociales, de la existencia del hombre concreto y de la estructu­ra material de la naturaleza", como hacen las ciencias positivas, y que se constituya como un saber supremo, donde el saber de las ciencias aparezca organizado y clasi­ficado.

Para conseguir esto, en su obra Curso de filosofía positiva presenta su concep­ción de la ciencia o su "teoría de la ciencia". El saber positivo responde a la tesis: "Los enunciados científicos son enunciados sobre hechos constatables". ¿Qué entiende Comte por "hechos constatables'”? La ciencia se interesa por las cosas en cuanto que reúnen las siguientes condiciones:
— Son "fenómenos", es decir, algo que se nos manifiesta
— Constituyen "lo dado", es decir, algo con lo que nos encontramos
— Son "observables", es decir, accesibles mediante los sentidos.
— Son "verificables", es decir, cualquiera los puede comprobar

La unidad de estas cuatro características: fenómenos, dado, observable, verificable, es lo que para Comte constituye el "hecho constatable", que para ser "positivo o científico" es necesario estudiarlo con el máximo rigor y precisión, al modo como lo hace el método científico,  Sólo así el conocimiento adquiere la calidad de "objetivi­dad".

Así, el saber positivo coincide con el saber científico Pero los hechos positivos (científicos) no se presentan en forma caótica, sino según un orden bastante invaria­ble, que nos pone de manifiesto como acontecen. Esto nos indica que los hechos científicos están sometidos a "leyes" que no explican el "por qué" sino que solamen­te describen "cómo" ocurren los hechos, el modo como se relacionan unos con otros

Consecuentemente, el saber positivo o científico es un saber "relativo", es decir, no se trata de un saber acerca de la naturaleza interna de las cosas, sino de un saber que pone de manifiesto el sistema de "relaciones" que estructuran los hechos: más que con cosas, nos enfrentamos con hechos que se presentan, unos, cuando aparecen otros.
En conclusión, para que haya ciencia se requiere:
Hechos observados.
Leyes que expresan relaciones existentes entre esos hechos.

Si solamente tuviéramos hechos aislados no habría ciencia. La ciencia consiste fundamentalmente en coordinar hechos, en descubrir leyes, regularidades observa­das en la constitución y desarrollo de los fenómenos, relaciones relativamente cons­tantes entre hechos establecidos mediante la observación y el experimento.

Comte en su obra "Curso de filosofía positiva" sintetiza lo anterior: diciendo:
"La función de la filosofía positiva consiste en captar los fenómenos como sujetos a leyes invariables. El objeto del saber no es buscar causas, sino establecer relaciones normales de sucesión y similitud de fenómenos"
El concepto de ley es fundamental para constituir la ciencia. Las leyes se descu­bren por la reflexión racional dentro del mundo de la experiencia y constituyen, en definitiva, la afirmación del determinismo que se extiende desde la naturaleza al hombre y a la sociedad. Pero hay que advertir que los conocimientos de la ciencia, que están condicionados por la propia constitución orgánica del hombre y por las circunstancias históricas que cambian constantemente, progresan sin cesar.
No obstante, podemos decir que sólo hay "una sola ciencia", la ciencia del hom­bre, ya que en ella vienen a converger todos los demás conocimientos.
Clasificación de las ciencias
Como hemos visto, según Comte, la evolución del saber determina la transfor­mación social a lo largo de la historia. En el presente, el saber positivo debe funda­mentar el nuevo orden social. Como todas las ciencias han sido elaboradas en esta­dos anteriores, consecuentemente han perdido vigencia y se impone la necesidad de planificar una nueva educación científica enteramente positiva. Se hace necesaria una clasificación más conveniente entre las distintas ciencias.
Comte para clasificar las ciencias primero establece dos criterios:
a) Generalidad-complejidad: están en proporción inversa. Esto quiere decir que "las ciencias más generales son las menos complejas"
b) Simplicidad-general: "cuanto más simple sea el objeto observado más gene­ral es su aplicación", es decir, que los objetos más simples son, a la vez, los más generales.

Una vez establecidos los criterios. Comte hace la clasificación de las ciencias
a) Siguiendo el criterio de "generalidad-complejidad", divide las ciencias en dos grupos:
1) Generales: son aquellas que tienen por objeto el descubrimiento de leyes Ejemplo: química
2) Particulares: son aquellas que consisten en la aplicación de esas leyes descubiertas en las generales. Ejemplo: mineralogía.
Según Comte las ciencias "generales" son las fundamentales y distingue entre ellas seis: matemática, astronomía, física, química, fisiología y sociología

b) Siguiendo el criterio de la "simplicidad-general", es decir, que lo más simple es lo más general, dice que habrá que comenzar por las ciencias que tratan de fenó­menos más simples y generales hasta llegar a los más particulares y complejos

Según esto divide en dos grupos, el conjunto de fenómenos naturales:
1) El grupo de los cuerpos brutos, que son objeto de la "física inorgánica"
2) El grupo de los cuerpos organizados, que son objeto de la "física orgánica"
Comte dice que no puede precederse al estudio de la física orgánica sino después de haber establecido las leyes de la física inorgánica

La física inorgánica la divide en dos secciones distintas:
1) La física celeste o astronomía, que estudia los fenómenos generales del uni­verso.
2) La física terrestre, que estudia los fenómenos que se presentan en los cuerpos terrestres.
Consecuentemente, la filosofía natural debe comenzar con el estudio de los fenó­menos astronómicos, que son los más generales, los más simples, los más abstrac­tos, y sus leyes influyen sobre los otros fenómenos, como ocurre, por ejemplo, con la ley de la gravitación universal. Seguiría con el estudio de la física terrestre que añade a los fenómenos anteriores los que le son propios.

La física terrestre la subdivide en:
a) Física, propiamente dicha, que estudia los cuerpos desde el punto de vista mecánico.
b) Química, que estudia los cuerpos desde el punto de vista químico.

La física orgánica presenta dos series de fenómenos: los relativos al individuo y los que conciernen a la especie, sobre todo cuando ésta es sociable. Según esto la divide en dos grandes ciencias:
a) La física individual o fisiología, que estudia la estructura y componentes de los seres vivos.
b) La física social o sociología, que estudia los fenómenos sociales.

Para estudiar los fenómenos sociales hay que partir de un profundo conocimien­to de las leyes relativas a la vida individual.
A estas cinco ciencias hay que añadir las matemáticas, la ciencia más amplia y fundamental, la base de toda la filosofía natural. En el estado presente del espíritu humano cada vez serán más empleadas como método que como mera doctrina, por lo que su estudio es preliminar e indispensable para todos los demás órdenes de fenómenos.

LA SOCIOLOGÍA O FÍSICA SOCIAL
Introducción

En la clasificación que ha hecho Comte de las ciencias, la sociología o física social aparece en el último lugar. Esto no es casual; si es así es porque Comte consi­dera que en ella convergen todas las demás ciencias. La sociología es la última ciencia que ha llegado a ser "positiva", porque los fenómenos sociales son los más complejos y elevados de todos los fenómenos naturales, ya que afectan diferentemente al hombre. Requiere, por tanto, de los métodos y contenidos del resto de las cien­cias.
Comte dedica a la sociología los tres últimos libros de los seis que consta el Curso de filosofía positiva, y le asigna como objeto natural el estudio de las gran­des concepciones científicas producidas por el espíritu humano, las leyes que rigen su desarrollo histórico -el progreso social- y la estructura -el orden social- en que se ha constituido.
La finalidad de la sociología es promover una organización más progresiva y libre de la sociedad. Cuando en su obra Sistema de política positiva Comte desarrolla la proyección religiosa de la filosofía positiva, asigna además a la sociología, a través de la moral, la tarea de instituir la religión de la humanidad.

Definición de sociología
La sociología constituye la aportación científica más genuina de Comte, quien dedica un gran esfuerzo a elaborarla, a la manera de las ciencias positivas ya esta­blecidas, y a señalar su verdadero carácter filosófico. En el libro cuarto de "Curso de filosofía positiva", Comte define la sociología como: "El estudio positivo del conjunto de las leyes fundamentales propias de los fenómenos sociales"
La sociología se dedica, pues, al estudio de las estructuras de la sociedad con el objeto de reformarla y buscando su desarrollo: "orden y progreso". En otras pala­bras, el objeto de la sociología es establecer las leyes que rigen el orden y el progreso de la sociedad.

División de la sociología
La nueva ciencia, según Comte, tendrá dos partes lógicamente unidas. Estas partes son: "estática social" (el orden) y la "dinámica social" (el progreso).

Estática social
Estudia el orden social, la estructura de la sociedad tratando de encontrar las leyes del orden social. Lo estático se refiere a las condiciones de "equilibrio" de la sociedad. Esta parte es la base de la sociología, pues estudia las condiciones generales de la existencia del individuo, de la familia y de la sociedad. Todos se encuentran sometidos a las leyes de la vida orgánica, al orden.
La idea de orden se refiere a la unidad sistemática de la sociedad en una época determinada; este orden le da a la estructura social estabilidad y firmeza.
Individuo Es sociable por naturaleza, no por utilidad. Por naturaleza todos los individuos son iguales, la diferencia es sólo de grados. En el individuo predomina lo instintivo y afectivo sobre lo intelectual.
— Familia Es la base de la vida social. Ha evolucionado desde la poligamia. No igualdad de sexos: la mujer está dotada de una capacidad secundaria (por la afectividad).
— Sociedad El gobierno debe corresponderse con las tendencias espontáneas de la comuni­dad popular. Debe regirse en ella el principio de cooperación entre las filosofías y la división del trabajo. Espontáneamente se impondrá el gobierno de los mejores (la estructura social lleva a esto: es inútil la lucha por la democracia).

Dinámica social
Estudia el progreso social, el desarrollo constante de la comunidad humana. Lo dinámico se refiere a la movilidad social, a su desarrollo, a su impulso histórico renovador. La dinámica social es la aplicación a la sociedad de la "ley de los tres estados":
 Teológico: históricamente al estado teológico corresponde el momento social en el que el poder del tirano organiza la sociedad: es la época de la esclavi­tud.
Metafísica: es el momento político de la igualdad de los hombres y de la soberanía popular. Es un período de revolución.
Positivo: a este estado corresponde una sociedad organizada pacíficamente a partir de la ciencia positiva. Es el estado definitivo de la humanidad.

Estos tres estados se desarrollan "dialécticamente" al modo hegeliano: es una ley necesaria de la sociedad, aunque el trabajo del hombre ha contribuido a ella. La humanidad se "perfecciona" progresivamente; por lo tanto se va aumentando la felicidad en el hombre. Este progreso no se puede detener.
Cada estado social es coherente con el momento que vive la civilización; socie­dad y civilización avanzan al mismo ritmo: sin esta coherencia no se podría expli­car la historia. Según Comte, la historia no es un retorno circular ni oscilatorio, sino una línea que, en avance progresivo, se va acercando indefinidamente a una meta sin jamás tocarla.
 DE LA SOCIOLOGÍA A LA MORAL Y A LA RELIGIÓN DE LA HUMANIDAD

De la sociología a la moral
La sociología en general, y la dinámica social en particular, llevan consigo una instancia valorativa al tener como finalidad promover una organización más pro­gresiva y libre del hombre y de la sociedad, una mayor integración del hombre en el grupo.  Esto le permite a Comte introducir ya en el Curso de filosofía positiva, la moral como una parte de la sociología encargada de estudiar y promover la política de la solidaridad.
En el "Discurso sobre el espíritu positivo", Comte habla ya de la "moral" como una disciplina independiente, como la séptima ciencia fundamental dentro del saber positivo enciclopédico. Según él, la moral tiene por objeto la revalorización del sentimiento como fuerza activa de la existencia humana, y tiene como finalidad, armoni­zar la vida individual con el resto de los individuos. La moral debe coordinar los actos, sistematizar los sentimientos, dar unidad a la vida total del individuo en beneficio de los demás con el fin de promover la unidad verdadera y fecunda del género humano

La "moral positiva" exige al hombre vivir para la "humanidad", para el "Gran Ser", como conjunto de seres pasados, presentes y futuros que concurren a perfec­cionar el orden universal. Como nuestro desarrollo se debe a la sociedad, para el espíritu positivo no existe el hombre sino la humanidad. Es incorporándose a la humanidad como cada uno obtiene su intensidad de vida, satisface su tendencia a eternizarse.

De la moral a la religión
Comte,  que había considerado superadas en el estado positivo del saber, las cien­cias religiosas propias del estado teológico y metafísico, se va, sin embargo, acer­cando progresivamente a ellas al desarrollar su sistema filosófico.

Consciente de su importancia desde el punto de vista individual y social, va admitiendo la necesidad de constituir una nueva religión que religue de nuevo a los hombres en el futuro.Tras la sociología y la moral, la religión viene a completar el cuadro de las ciencias fundamentales.
 
La religión, propia del estado positivo, no es la religión de Dios, superada en todas sus formas históricas, sino la "Religión de la Humanidad", en la que el indivi­duo se salva y sobrevive en otros. Por eso en su obra Sistema de política positiva, Comte constituye la religión en el ángulo de reflexión de todo un sistema enciclopé­dico del saber porque, dice: "en cuanto que potencia y enlaza las voluntades, es el comienzo y fin de la humanidad".

El hombre es por naturaleza un ser religioso, que vive para los demás, si se ha hecho egoísta se debe a su debilidad personal y social, a las circunstancias negativas que ha vivido, pero que, por fortuna, son superables mediante la educación que asegura el progreso teórico y práctico de la sociedad. Todos los actos de la vida individual y social deben servir y venerar a la humani­dad: la felicidad consiste en unirse cada vez más a ella. El elemento básico de la nueva religión es el "culto a la humanidad" entendida como el conjunto de hombres que viven y contribuirán al "orden y al progreso de ella".

El ideal de la religión positiva es el "altruismo" y su credo religioso se puede resumir en tres máximas:
— el amor como principio:
— el orden como base:
— el progreso como finalidad

La religión positiva está formada por una Trinidad:
— Gran Ser: la humanidad.
— Gran Fetiche: la tierra.
— Gran Medio: el espacio

De este modo la humanidad debe organizarse como una gran sociocracia. La religión positiva tiene
— una "clase sacerdotal": son los filósofos positivistas, donde él ocupa el lugar supremo:
— una verdadera liturgia sacramental
— una jerarquía

Lo que debe dominar en esta religión es el "amor y el sentimiento" representado sobre todo por la "mujer": nadie mejor que ella sintetiza las cualidades de los diri­gentes positivistas,  Comte hizo de Cleotilde de Vaux el modelo de la gran sacerdo­tisa de la humanidad.
ACTIVIDADES A. De comprensión
1. Define en el contexto del tema: fenómeno, hecho, ley, verifícable, estado, progreso.
2. Identifica las obras más importantes de Comte y la temática de ellas.
3. Identifica el objeto de la filosofía positivista o positivismo.
4. Explica los principios básicos del positivismo.
5. Explica el significado del término "positivo" como contrario a quimérico, dudoso, abstracto.
6. Haz una síntesis del estado positivo.
7. ¿Qué entiende Comte por "hechos constatables?
8. ¿Cuál es la finalidad de las leyes según Comte?
9. Según el "criterio de simplicidad" de Comte, clasifica las ciencias.
10. ¿Qué sentido tiene la religión para Comte?
B. De aplicación
1. ¿Cuál es, según el positivismo, la función de la teórico y de lo práctico? ¿Qué relación mantienen?
2. ¿Qué relación se establece entre el nivel intelectual y las estructuras sociales y políticas? ¿Por qué?
3. ¿Cuándo una ciencia alcanza la positividad? ¿Cuáles son los caracteres del saber positivo?
4. ¿Qué relación establece el positivismo entre filosofía y ciencia?
5. ¿Qué relación y diferencia se establece entre las matemáticas y el resto de las ciencias?
6. Explica la relación que establece el positivismo entre sociología, moral y religión.
7. Establece las semejanzas y diferencias en la religión teológica, la metafísica y la positiva.
C. Análisis de textos
Después de leer detenidamente el texto siguiente, contesta:
1. ¿Qué características atribuye Comte a la ley de los tres estados?
2. Recoge las constantes que caracterizan a cada uno de los tres estados.
3. Señala las relaciones que se establecen entre los tres estados.
4. Explica en qué consiste el progreso que se opera desde el estado teológico hasta el positivo pasando por el metafísico.
Texto I

Al estudiar el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esfe­ras de actividad, desde sus orígenes hasta nuestros días, creo haber descu­bierto una gran ley fundamental, a la cual esta sujeto este desarrollo con una necesidad invariable y que me parece que puede ser sólidamente establecida, bien con pruebas racionales que nos proporciona el conocimiento de nuestra organización, bien con las verificaciones históricas que resultan de un atento examen del pasado. Esta ley consiste en que cada una de nuestras principales especulaciones, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diferentes: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo. En otras palabras, que el espíritu humano, por su naturaleza, emplea sucesivamente en cada una de sus investigaciones tres métodos de filosofar, cuyos caracteres son esen­cialmente distintos e incluso radicalmente opuestos: primero, el método teo­lógico; a continuación, el método científico, y, por fin, el método positivo. De aquí, tres clases de filosofías o de sistemas generales, de reflexión sobre el conjunto de los fenómenos, que se excluyen mutuamente: el primero es el punto de partida necesario de la inteligencia humana, el tercero su estado fijo y definitivo, y el segundo está destinado únicamente a servir de transición. En el estado teológico, el espíritu humano al dirigir esencialmente sus inves­tigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, hacia las causas primeras y finales de todos los efectos que le asombran, en una palabra, hacia los cono­cimientos absolutos, se representa los fenómenos como producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales mis o menos numero­sos, cuya arbitraria intervención explica todas las anomalías aparentes del universo.

En el estado metafísico, que en el fondo no es mas que una simple modifica­ción del primero, los agentes sobrenaturales son reemplazados por fuerzas abstractas, verdaderas entidades (abstracciones personificadas), inherentes a los diversos seres del mundo, y concebidas como capaces de engendrar por si mismas todos los fenómenos observados, cuya explicación consiste, así,  en asignar a cada uno su entidad correspondiente.

En el estado positivo, por fin. el espíritu humano, reconociendo la imposibi­lidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas intimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, con el uso bien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas, es decir, sus relaciones invariables de suce­sión y similitud. La explicación de los hechos reducida a sus términos reales no será en adelante otra cosa que la coordinación establecida entre los diver­sos fenómenos particulares y algunos hechos generales, que las diversas cien­cias han de limitar al menor número posible.
A. COMTE: Curso de filosofía positiva, Págs. 34-36
Después de hacer una lectura atenta del texto que a continuación se escribe, contesta:
1. Recoge los caracteres del saber positivo según el texto.
2. Explica en qué consiste el verdadero espíritu positivo.
3. ¿Qué relación mantienen las leyes de los fenómenos con los hechos? ¿En qué consiste realmente la ciencia?
4. Explica la relación existente entre la previsión del verdadero espíritu positi­vo y la invariabilidad de las leyes naturales.

Texto II

Destino de las leyes positivas: previsión racional. Desde que la subordinación constante de la imaginación a la observación ha sido unánimemente reconocida como la primera condición fundamental de toda sana especulación científica, una viciosa interpretación ha llevado con frecuencia a abusar mucho de este gran principio lógico, para hacer degene­rar la ciencia real en una especie de estéril acumulación de hechos incohe­rentes, que no podrá ofrecer más mérito esencial que el de la exactitud par­cial. Importa, pues, darse bien cuenta de que el verdadero espíritu positivo está, en el fondo, tan lejos del empirismo como del misticismo; es entre estas dos aberraciones, igualmente funestas, por donde debe caminar siempre: la necesidad de tal reserva continua, tan difícil como importante, bastaría por lo demás para comprobar, conforme a nuestras explicaciones iniciales, hasta qué punto debe ser maduramente preparada la positividad, para que no pueda en modo alguno convenir al estado naciente de la Humanidad. En estas leyes de los fenómenos consiste realmente la ciencia, para la que los hechos pro­piamente dichos, por muy exactos y numerosos que pudieran ser, no significa jamás otra que materiales indispensables. Ahora bien: considerando el destino constante de estas leyes, se puede decir, sin ninguna exageración, que la verdadera ciencia, lejos de estar formada por simples observaciones, tiende siempre a dispensar, en lo posible, de la exploración directa, sustitu­yendo ésta por esa previsión racional que constituye, en todos los aspectos. el carácter principal del espíritu positivo, como nos lo hará ver claramente el conjunto de los estudios astronómicos. Una previsión tal, consecuencia ne­cesaria de las relaciones constantes descubiertas entre los fenómenos, no permitirá nunca confundir la ciencia real con esa vana erudición que acumu­la inútilmente hechos sin aspirar a deducir unos de otros. Este gran atributo de todas nuestras sanas especulaciones es tan importante para su utilidad efectiva como para su propia dignidad: pues la exploración directa de los fenómenos cumplidos no bastaría para permitirnos modificar su cumplimien­to si no nos condujera a preverlo convenientemente. De suerte que el verda­dero espíritu positivo consiste, sobre todo. en ver para prever, en estudiar lo que es para deducir lo que será, según el dogma general de la m variabilidad de las leyes naturales.
COMTE: Discurso sobre el espíritu positivo, Págs. 115-116.

BIBLIOGRAFÍA
COMTE,  Discurso sobre el espíritu positivo, Págs. 115-116.
COMTE: Curso de filosofía positiva, Págs. 34-36
COMTE, Sistema de política positiva
DICCIONARIO FILOSÓFICO, Rosenthal-Iudin

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