domingo, 20 de octubre de 2013


LA FILOSOFIA EN  COLOMBIA

 

En el presente artículo hablaremos sobre la filosofía Colombiana, cuáles han sido sus características y referencias y sus principales exponentes, el contexto en el que se trabajara será del siglo XX en adelante.
Hasta principios del siglo XX en Colombia la razón se vio sometida a la fe, la iglesia controlaba toda la educación, la enseñanza de la filosofía se reducía al estudio del Tomismo, el pensamiento de los grandes filósofos europeos se veía como algo ridículo. En 1930 llegado el partido liberal al poder se empiezan las exigencias de cambio para sacar el país del atraso; los hechos que contribuyeron a que la filosofía en Colombia adquiriera autonomía fueron:
Una reforma a la educación basada en quitarle el control a la iglesia y que el estado asumiera su administración. Se trató de dar un nuevo enfoque  en la educación superior impulsando el pensamiento crítico e investigativo a través del uso de bibliotecas y laboratorios, implementando la interdisciplinariedad de áreas científicas y filosóficas del mundo contemporáneo.
Los acontecimientos mundiales como la guerra civil española y la segunda guerra mundial generaron cuestionamientos  que se unieron con los argumentos que se establecieron para generar una reforma, gracias a numerosas traducciones que venían realizando Ortega y Gasset acerca de artículos europeos donde se plasmaba las ideas de los intelectuales de ese continente.
Se reconoció la importancia de la filosofía en la educación y en 1945 se creó el primer instituto de filosofía como respuesta a esta necesidad. En 1948 se creó la revista colombiana de filosofía, de la cual se publicaron únicamente cinco números debido a que la orientación política del país  no permitió más su producción.
Se mencionan estos hechos por que son los de mayor relevancia en los inicios de la filosofía del país. En la década del cincuenta la filosofía colombiana sufre un retroceso debido a que los nuevos programas que se ofrecían cambiaron su orientación investigadora por una formación ideológica de los estudiantes de acuerdo con las ideas cristianas. Con la caída de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla en 1957 se normaliza la actividad filosófica y se crean varios centros de estudios.
Entre los eventos importantes en la normalización se debe mencionar, la iniciación de los foros nacionales de filosofía iniciados en 1975, la universidad Santo Tomas a partir de 1980 crea los congresos internacionales de filosofía latino americana.
EXPONENTES DE LA FILOSOFÍA COLOMBIANA Y TEMÁTICAS
Cayetano Betancur 1910-1982 
Basó su planteamiento filosófico en Husserl, su más importante  publicación apareció en 1968  "Bases para una lógica del pensamiento imperativo"  en la revista ideas y valores, esta obra ha sido tema de referencia de cátedra en la universidad Nacional de Colombia. Sus investigaciones han dado pie para que se le reconozca como uno de los filósofos que han dejado huella en las últimas generaciones, representa uno de los mejores pensadores antioqueños de dimensión nacional, que contribuyó de manera sobresaliente en la modernización de la filosofía colombiana.
Obras destacadas:
·                     Ensayo de una filosofía del derecho
·                     Introducción a la ciencia del derecho
·                     Sociología de la autenticidad y la simulación, seguido de otros ensayos
·                     El ser y el consistir
·                     José Ortega y Gasset en Colombia: ensayos de Abel Naranjo Villegas, Cayetano Betancur y Alfredo Trendall
·                     El Cristianismo y sus tensiones internas y otros ensayos
·                     Las virtudes sociales
·                     Bases para una lógica del pensamiento imperativo
·                     Filósofos y filosofías
·                     Vida del derecho, manual del ciudadano
 Danilo Cruz Vélez 1920-2008
Considerado uno de los mayores exponentes de la filosofía en el siglo XX. Cruz Vélez en la década de los 40 implanto un fenómeno en Colombia, el cultivo de la filosofía contemporánea no visto ya como pedagogía  o enseñanza de los pensadores europeos ni tampoco como elemento para entender doctrinas políticas o religiosas sino más bien intento explicar el pasado del pensamiento filosófico  del país, reivindicando el derecho de los pueblos americanos a ser deliberantes. Es profesor de la universidad nacional donde funda el instituto de filosofía en 1945.
El principal  tema de referencia para los escritos filosóficos de Cruz Vélez fue  el problema de la esencia del hombre, donde desarrolla su autoconocimiento del ser y donde manifestó su preocupación por la crisis de la humanidad. También se ve influenciado por la  filosofía Heideggeriana pero años más tarde reconoce que no logra una comprensión de la lectura que es la metafísica. Hay que tener en cuenta que los escritos que llegaban en esa época eran traducciones que llegaban al país  en pequeños artículos de diferentes revistas. Su filosofía aborda los problemas de la Antropología filosófica, Filosofía Cultural y Metafísica, abordando autores como Friedrich Nietzsche, Friedrich von Schiller y Martin Heidegger.
Obras destacadas:
·                     Nueva Imagen del Hombre y de la Cultura
·                     Filosofía sin Supuestos: de Husserl a Heidegger 
·                     Nietzscheana 
·                     El Mito del Rey Filósofo: Platón, Marx y Heidegger
·                     Tabula Rasa 
·                     El Misterio del Lenguaje   
Fernando González 1895-1964
Filósofo, escritor y político colombiano, sus obras literarias lo llevaron a desarrollar trabajos de sociología, historia, economía. Es el escritor más leído del país, una gran influencia incluso después de su muerte. Su obra fue importante para la creación del movimiento colombiano literario nadaista. Los mayores filósofos que influyeron en su obra son los  existencialistas  Jean-Paul Sartre y Arthur Schopenhauer.
Como dato curioso de Fernando Gonzalez el libro titulado viaje a pie, fue vetado por el arzobispo de Antioquia por derecho natural y eclesiástico, era gran critico de  Mussolini y su régimen fascista por lo cual se traslada a Italia y en la visita que realiza a diferentes museos nace  Hermafrodita dormido, otra de sus mayores obras.
 
Obras destacadas:
·                     Pensamientos de un viejo
·                      El payaso interior
·                      Una tesis - El derecho a no obedecer
·                     Estatuto de Valorización
·                     Cómo volverse millonario en Colombia
·                      Cartas a Simón Bolívar
·                      Libro de los Viajes o de las Presencias
·                     Tragicomedia del padre Elías y Martina la Velera
·                      El pesebre
·                     Las cartas de Ripol
 Estanislao Zuleta 1935-1990
Filósofo, escritor y pedagogo colombiano, dedico sus estudios en economía política en un contexto latino americano, además fue profesor de filosofía y economía en 1968 en la universidad nacional de Colombia. Sus primeros estudios se influyeron en el pensamiento de Platón y  Sócrates, se interesa también por los racionalistas Hegel, Kant, Descartes, Spinoza, Nietzsche, Heidegger, Foucault.  Fue llamado "el maestro Zuleta" ya que sus escritos dieron pie para que fuera unos de los intelectuales más respetados del país, incluso después de su muerte sus escritos fueron traducidos a diferentes idiomas.
“El capitalismo es una época bastante bárbara de la historia humana, supremamente fecunda en cuanto al desarrollo de la tecnología, pero que pasará como pasó el feudalismo, aunque no sabemos cómo ni cuándo. Hay algo de bárbaro en que los recursos humanos, materiales y naturales de un país se dediquen a dar utilidades a un grupo de privilegiados, más bien que a satisfacer las necesidades del pueblo de ese país. El que niegue que hay una barbarie en el capitalismo creo que no lo ha examinado. Y es posible que una democracia radical sea el camino para superar esta formación histórica particular a partir de la capacidad de los trabajadores de tomar decisiones. Las medidas democráticas de una democracia muy avanzada ya son medidas anticapitalistas”.  En esta cita podemos evidenciar la preocupación de Zuleta en cuanto a la crisis de la humanidad  fuente principal  de sus escrituras y pensamientos filosóficos.
Obras Destacadas:
·                     Conferencias de economía política latino americana. Editorial Universidad Libre. Bogotá.
·                     Lógica y crítica. Facultad de Humanidades, Universidad del Valle. Cali.
·                     Conferencias sobre historia económica de Colombia. Ediciones La Carreta.
·                     Teoría de Freud al final de su vida. Editorial Latina.
·                     Comentarios a “Así habló Zaratustra” de Nietzsche. Facultad de Humanidades.
·                     Sobre la idealización en la vida personal y colectiva y otros ensayos. Procultura. Bogotá.
·                     Psicoanálisis y criminología. Editorial Percepción.
·                     Arte y Filosofía. Colección Quipus. Editorial Percepción. Medellín.
·                     Colombia: violencia, democracia y derechos humanos. Ensayos Letras Cubanas. Altamira Editores.
Agustín Nieto Caballero 1889-1975
Fue un escritor, educador, psicólogo, filósofo y abogado colombiano, fundador de los colegios Gimnasio Moderno en 1914 y Gimnasio Femenino en 1927 en Bogotá. Recibió su formación como licenciado en derecho, filósofo, sociólogo, psicólogo y educador en Francia y Estados Unidos. A su regreso a Colombia procuró difundir los postulados de la Escuela Nueva en el país. Ocupó importantes cargos públicos como Ministro de Educación, Embajador de Colombia en Chile y Rector de la Universidad Nacional de Colombia.
ELOGIO DE LA DIFICULTAD
* Conferencia que el Doctor Estanislao Zuleta presentó en el acto mediante el cual la Universidad del valle le otorgó el titulo Honoris Causa en Psicología..
La pobreza de la imaginación nunca se manifiestan de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, piases de Cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y por lo tanto también sin carencias y sin deseo; un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.
Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros propósitos y nuestros anhelos en la vida práctica. Aquí mismo en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada, de las reconciliaciones totales, de las soluciones definitivas. Puede decirse que nuestro problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos; que nuestra desgracia no está tanto en las frustraciones de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal. En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En lugar de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de la satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida. En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abierta, queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente si han existido.
Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que queremos regresar a él.
Desconfiemos de las mañanas radiantes en las que se inicia el reino milenario. Son muy conocidos en la historia, desde la antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia -por la desgracia- de una revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuan próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. LA idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad: en un sistema de pensamiento, que los que se atrevieran a objetar algo quedan inmediatamente sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos, sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de propósitos malignos. En lugar de discutir un razonamiento se lo reduce a un juicio de pertenencia al otro – y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo-, o sea procede a un juicio de intenciones.
 Y en este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solo rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así como hay, según Kant, un verdadero abismo de la Razón que consiste en la petición de un fundamento último e incondicionado de todas las cosas, así también hay un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.
Ahora sabemos que por una amarga experiencia que este abismo de la acción, con sus guerras santas y orgías de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de inventiva y una eficiencia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso particular –todos lo son- como la designación misma de la realidad y los otros como ceguera o mentira.
El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por participación, separan un interior bueno –el grupo- y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda de la angustia, , se distribuye mágicamente la ambivalencia de un amor por lo propio y y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo, porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.
Un síntoma inequívoco de la dominación de las ideologías proféticos y de los grupos que las generan o que someten a su lógica doctrinas que le fueron extrañas en su origen, es el descrédito en el que cae el concepto de respeto, ni de reciprocidad, ni de vigilancia de normas universales. Estos valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado escepticismo, como signos de que se ha abdicado las más caras esperanzas. Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a determinar las relaciones humanas como el respeto es siempre el respeto a la diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia puede disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una crítica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera de ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción apocalíptica de la historia de las normas y las leyes de cualquier tipo, son vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de realizar el ideal y de encarnar la Promesa; por lo tanto sólo se reclaman y se valoran cuanto ya no creen en la misión incondicionada.
Pero lo que ocurre cuando sobreviene la gran des idealización no es generalmente que se aprenda a valorar positivamente lo que tan alegremente se han desechado o estimado sólo negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que una crítica a una sociedad injusta, basada en la explotación y la dominación de clase, era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la des idealización sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral por el solo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente superior.
Lo más difícil, lo más importante, lo más necesario, lo que de todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquella sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos contraria al eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre las cosas mismas, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.
Hay que observar con cuanta desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida social y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad lógica; es decir el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasos y los errores propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado, es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así, yo me vi obligado. El cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar el resultado. El discurso del otro no es más que un síntoma de sus particularidades, de su raza, de su sexo, de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferíamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados.
Y cuando de este modo nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.  La difícil tarea de aplicar un mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría defenderse cualquier cosa.
En el carnaval de miseria y de derroche propio del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocan a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de la conquista de la humanidad.  Dostoyevski nos enseñó a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van no sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga sentido. Dostoyevski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan las angustias de la razón.
Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores,; surge la rebelión magnifica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.
 Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:
 “También esta noche, Tierra, permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mí alrededor.
Y alientas otra vez en mí
La inspiración de luchar sin descanso
Por una altísima existencia”
      
ESTANISLAO ZULETA
EL AUDAZ PENSADOR COLOMBIANO, 1935 -1990